Detectar carencias según el color de las hojas en tus plantas
El color y el estado de las hojas pueden darnos pistas valiosas sobre la salud de nuestras plantas. Si notas un cambio en sus hojas, es posible que estén sufriendo por falta de nutrientes, exceso de riego u otros factores. A continuación, te explicamos cómo detectar problemas según el color y apariencia de las hojas, y qué hacer para solucionarlos.
Hojas marrones

Exceso de riego
Las puntas marrones en las hojas pueden ser causadas por un exceso de agua, que ahoga las raíces y dificulta la absorción de nutrientes. Las hojas también pueden parecer blandas o lacias debido a la saturación de agua en el sustrato.
Solución: Reduce el riego y verifica que el sustrato drene adecuadamente. Asegúrate de que la maceta tenga suficientes orificios de drenaje y, si es necesario, reemplaza el sustrato con uno más poroso que permita una mejor circulación del aire y agua.
Falta de humedad
En ambientes secos, las plantas pueden desarrollar puntas marrones debido a la falta de humedad en el aire. Esto es común en plantas tropicales o aquellas que requieren una humedad ambiental más alta.
Solución: Humidifica el ambiente o rocía ligeramente las hojas con agua. También puedes colocar un plato con agua cerca de la planta o agrupar varias plantas juntas para crear un microclima más húmedo.
Quemaduras por el sol
El sol directo en exceso puede quemar las hojas, volviéndolas marrones, sobre todo en plantas que prefieren sombra o luz indirecta. Esto es especialmente común en plantas de interior expuestas a la luz solar directa durante las horas más calurosas del día.
Solución: Mueve la planta a una zona más sombreada o con luz indirecta. En exteriores, proporciona sombra parcial usando mallas o sombrillas para reducir la exposición solar.
Hojas amarillas con nervios verdes

Cuando las hojas se vuelven amarillas entre los nervios, pero los nervios permanecen verdes, es un síntoma conocido como clorosis interveinal. Este problema afecta principalmente a las hojas más jóvenes, pero puede extenderse a las hojas más viejas si no se corrige. Las principales causas son deficiencias de hierro o manganeso.
Deficiencia de manganeso
La deficiencia de manganeso afecta primero a las hojas jóvenes. Las hojas se vuelven amarillas entre los nervios, que permanecen verdes. Si no se trata, el problema puede afectar a más partes de la planta.
Solución: Aplica quelatos de manganeso o un fertilizante que lo contenga. Ajustar el pH del suelo también puede ayudar a mejorar la absorción de este nutriente.
Deficiencia de hierro
La deficiencia de hierro afecta principalmente a las hojas jóvenes. Este nutriente es inmóvil en la planta, lo que hace que las hojas jóvenes presenten amarilleo entre los nervios, mientras que los nervios permanecen verdes.
Solución: Usa quelatos de hierro o un fertilizante que lo contenga. Ajusta el pH del suelo para mejorar la absorción de hierro.
Hojas con bordes amarillos

Cuando las hojas tienen bordes amarillos, pero el centro de la hoja sigue verde, la planta puede estar sufriendo una deficiencia de nutrientes que afecta la movilidad del agua y los nutrientes dentro de la planta. Este problema puede afectar tanto a hojas jóvenes como viejas.
Deficiencia de potasio
La deficiencia de potasio suele afectar primero a las hojas viejas, pero en algunos casos, también puede afectar a las hojas jóvenes. El amarilleo comienza en los bordes de las hojas y se extiende hacia el centro.
Solución: Usa un fertilizante que contenga potasio para corregir la deficiencia. Asegúrate de seguir las dosis recomendadas.
Deficiencia de magnesio
La deficiencia de magnesio también afecta primero a las hojas viejas. Las hojas presentan amarilleo en los bordes, que luego se va extendiendo hacia el interior de la hoja.
Solución: Aplica un fertilizante que contenga magnesio y revisa el pH del suelo para asegurarte de que no esté demasiado alcalino.
Deficiencia de boro
La deficiencia de boro puede afectar tanto a las hojas jóvenes como viejas. El amarilleo comienza en los bordes y, si no se corrige, puede avanzar hacia el interior de la hoja.
Solución: Usa un fertilizante equilibrado que incluya boro para corregir esta deficiencia.
Hojas completamente amarillas

Cuando las hojas individuales se vuelven completamente amarillas, sin zonas verdes en los nervios ni en los bordes, la planta está mostrando síntomas específicos. Este problema puede afectar tanto a hojas jóvenes como viejas, dependiendo de la causa, pero afecta hojas de manera individual, no a toda la planta al mismo tiempo.
Deficiencia de azufre
La deficiencia de azufre afecta principalmente a las hojas jóvenes. Las hojas se vuelven completamente amarillas, sin zonas verdes. A diferencia de la deficiencia de nitrógeno, que afecta primero a las hojas viejas, la falta de azufre se manifiesta en las hojas en crecimiento.
Solución: Aplica un fertilizante que contenga azufre, como sulfato de amonio o sulfato de potasio, y revisa el pH del suelo.
Exceso de riego
El exceso de riego puede causar que las hojas, tanto jóvenes como viejas, se vuelvan completamente amarillas. Esto afecta a las hojas de manera individual y progresiva, no de forma generalizada. Las raíces se asfixian en un suelo constantemente húmedo, lo que impide la correcta absorción de nutrientes.
Solución: Reduce la frecuencia de riego y asegúrate de que el suelo tenga buen drenaje.
Hojas amarillas en toda la planta

Cuando todas las hojas de la planta, tanto jóvenes como viejas, se están volviendo amarillas al mismo tiempo, esto indica un problema más generalizado que afecta a la planta en su conjunto. Este amarilleo ocurre de manera uniforme en toda la planta, y no solo en hojas individuales.
Exceso de riego
Cuando todas las hojas, tanto jóvenes como viejas, se vuelven amarillas al mismo tiempo, es probable que el exceso de riego esté afectando las raíces de forma generalizada. Las raíces no obtienen suficiente oxígeno, lo que impide la absorción de nutrientes.
Solución: Reduce la frecuencia de riego y asegúrate de que el suelo tenga un buen drenaje.
Estrés por temperatura
Las temperaturas extremas, ya sea por calor o frío intenso, pueden causar que toda la planta se vuelva amarilla de manera uniforme. Este problema es común en las estaciones de transición, como primavera y otoño, o cuando la planta sufre cambios bruscos de temperatura.
Solución: Protege la planta de corrientes de aire frío o de la exposición directa al sol durante las horas más calurosas del día.
Hojas arrugadas

Falta de riego
Cuando las raíces no pueden absorber suficiente agua, las hojas pierden su capacidad de mantenerse firmes y se arrugan. Aunque lo más frecuente es verlas caídas, en casos prolongados de deshidratación, las hojas pueden presentar arrugas.
Solución: Aumenta la frecuencia de riego y verifica que el sustrato retenga bien la humedad.
Exceso de luz solar
La luz solar directa, especialmente en plantas de interior, puede deshidratar las hojas rápidamente, lo que provoca que se arruguen como una respuesta al estrés.
Solución: Mueve la planta a un lugar con luz indirecta.
Fluctuaciones de temperatura
Cambios drásticos entre temperaturas frías y calientes pueden afectar la estructura de las hojas, causando que se arruguen.
Solución: Mantén la planta en un entorno con temperaturas estables, lejos de corrientes de aire o fuentes de calor.
Deficiencia de nutrientes
La falta de nutrientes esenciales, como el calcio o el potasio, puede interferir con el desarrollo adecuado de las hojas, provocando arrugas o deformaciones.
Solución: Usa un fertilizante equilibrado que contenga los nutrientes clave para el desarrollo saludable de la planta.
Exceso de fertilizante
El uso excesivo de fertilizantes puede causar una acumulación de sales en el sustrato, lo que afecta la capacidad de las raíces para absorber agua y nutrientes, lo que resulta en hojas arrugadas.
Solución: Reduce la cantidad de fertilizante y, si es necesario, enjuaga el sustrato para eliminar el exceso de sales.
Hojas nuevas arrugadas o deformadas

Cuando las hojas más jóvenes aparecen arrugadas, pequeñas o deformadas, es una señal de que tu planta podría estar sufriendo por una falta de nutrientes, especialmente de calcio. Este nutriente es fundamental para el crecimiento de las nuevas hojas y raíces, ya que ayuda a formar paredes celulares fuertes. Si falta calcio en el suelo, las hojas no pueden desarrollarse correctamente, por lo que se ven arrugadas o malformadas.
Solución: Añade calcio al suelo y ajusta el pH si es necesario para facilitar su absorción. Puedes usar fertilizantes que contengan calcio o enmiendas como cal dolomítica. Recuerda que la falta de otros nutrientes, como el boro o el zinc, también puede causar problemas en las hojas jóvenes, así que asegúrate de que tu planta esté bien nutrida.
Hojas enrolladas

Falta de agua
La falta de agua es una de las causas más comunes. Las hojas se enrollan para conservar la humedad cuando la planta no recibe suficiente agua.
Solución: Aumenta la frecuencia de riego y asegúrate de que el sustrato retenga bien el agua, sin encharcar.
Baja humedad
En ambientes secos, las hojas se enrollan para minimizar la pérdida de agua. Esto es especialmente usual en plantas tropicales que requieren un nivel de humedad alto.
Solución: Coloca la planta en un ambiente más húmedo usando un humidificador o agrupando varias plantas juntas para crear un microclima húmedo. También puedes rociar ligeramente las hojas.
Exceso de luz solar
El sol directo, especialmente en las horas más calurosas, puede causar que las hojas se enrollen para protegerse del exceso de radiación solar.
Solución: Coloca la planta en una zona con luz indirecta o sombra parcial, sobre todo si es una planta que prefiere condiciones de sombra o luz indirecta.
Fluctuaciones de temperatura
Las plantas pueden enrollar sus hojas como respuesta a cambios bruscos de temperatura, ya sea por corrientes frías o calor extremo.
Solución: Mantén la planta en un ambiente con temperatura constante y evita exponerla a corrientes de aire frío o calor intenso. Colocarla lejos de ventanas con corrientes de aire o fuentes de calor puede ayudar.
Plagas
Insectos como pulgones, ácaros o trips pueden atacar las hojas, alimentándose de la savia y causando daños que resultan en hojas enrolladas.
Solución: Revisa las hojas con regularidad en busca de plagas. Si encuentras indicios de infestación, puedes usar tratamientos como jabón potásico o aceite de neem para eliminar los insectos de manera ecológica.
Hojas lacias o caídas

Cuando las hojas se ven lacias o caídas, puede ser una señal de que la planta está bajo estrés hídrico, ya sea por exceso o falta de agua. Las hojas lacias suelen ser un síntoma de que las raíces no están absorbiendo adecuadamente.
Falta de riego
Si las hojas se ven lacias y el suelo está seco, es probable que la planta necesite más agua. Las hojas se vuelven blandas y caídas cuando la planta no tiene suficiente agua para mantener su estructura.
Solución: Aumenta el riego y verifica que las raíces estén absorbiendo suficiente agua. Asegúrate de que el agua llegue bien a las raíces.
Exceso de riego
Si el suelo está encharcado y las hojas están lacias, la planta puede estar sufriendo por exceso de agua, lo que afecta la respiración de las raíces.
Solución: Reduce la cantidad de agua y asegúrate de que el sustrato tenga buen drenaje. En casos graves, podrías necesitar trasplantar la planta a un sustrato más aireado.
Hojas maduras con bordes amarillos o quemados

Riego inadecuado
Tanto el exceso de agua como la falta de ella pueden estresar las raíces, lo que se refleja en los bordes quemados de las hojas. El riego insuficiente impide que las raíces absorban nutrientes, mientras que el exceso de agua asfixia las raíces, dificultando su función.
Solución: Ajusta el riego. Si el sustrato está seco, aumenta la frecuencia de riego. Si está encharcado, reduce el riego y mejora el drenaje del suelo para permitir la oxigenación de las raíces.
Exceso de fertilizante
Demasiados fertilizantes o fertilizantes ricos en sales pueden causar una acumulación de sales en el sustrato, lo que quema las raíces y provoca daños en los bordes de las hojas.
Solución: Reduce la cantidad de fertilizante y realiza un lavado del sustrato con agua para eliminar el exceso de sales acumuladas. Asegúrate de seguir las recomendaciones de fertilización para evitar el uso excesivo.
Exceso de luz solar
El sol directo, especialmente durante las horas más calurosas del día, puede quemar los bordes de las hojas, afectando a las plantas que prefieren luz indirecta o sombra.
Solución: Coloca la planta en un lugar donde reciba luz indirecta o sombra parcial, especialmente durante las horas de mayor intensidad solar. Usa pantallas de sombra o traslada la planta a un área protegida del sol.
Deficiencia de nutrientes
Una falta de nutrientes esenciales, como el potasio, puede causar bordes amarillos o quemados en las hojas maduras. El potasio es crucial para el movimiento de agua y nutrientes dentro de la planta.
Solución: Aplica un fertilizante equilibrado que contenga potasio, magnesio y otros micronutrientes. Esto ayudará a reponer los nutrientes esenciales y mejorar la salud de la planta.
Hojas con manchas blancas

Plagas (cochinillas, ácaros, etc.)
Las manchas blancas en las hojas suelen ser causadas por plagas como ácaros o cochinillas. Estos insectos succionan la savia de las hojas, lo que provoca que se formen manchas o telarañas finas.
Solución: Usa un tratamiento específico o remedios naturales como jabón potásico o aceite de neem. También es importante revisar las hojas en busca de las plagas y eliminarlas manualmente si es posible. Mantén una buena ventilación alrededor de las plantas para prevenir futuros brotes de plagas.
Enfermedades fúngicas
El oídio es un hongo que provoca manchas blancas y polvorientas en la superficie de las hojas. Esta enfermedad suele desarrollarse en condiciones de alta humedad y poca ventilación. Además del oídio, otras enfermedades fúngicas pueden causar manchas blancas en las hojas.
Solución: Aplica un fungicida adecuado o utiliza tratamientos caseros como una mezcla de agua y leche en proporciones iguales. También es útil mejorar la circulación del aire alrededor de la planta y evitar el riego por encima de las hojas para mantenerlas secas.
Hojas con manchas púrpuras o rojizas

Las hojas que desarrollan manchas púrpuras o rojizas, especialmente en climas fríos o durante las estaciones de crecimiento más lentas, pueden estar sufriendo una deficiencia de fósforo. Este nutriente es esencial para el desarrollo de las raíces y la formación de flores y frutos.
Solución: Aplica un fertilizante rico en fósforo, especialmente en las etapas de floración o cuando las temperaturas son bajas. Asegúrate de enterrar ligeramente el fertilizante para que esté más cerca de las raíces, ya que el fósforo tiene poca movilidad en el suelo.
Hojas pequeñas y decoloradas

Cuando las hojas nuevas crecen más pequeñas de lo normal y tienen un color pálido o amarillento, puede ser una señal de deficiencia de zinc. Este micronutriente es importante para el crecimiento de las hojas y los tallos, y su falta puede causar un crecimiento atrofiado en la planta.
Solución: Usa fertilizantes específicos con zinc o quelatos de zinc para corregir esta deficiencia. Si cultivas frutales, esta deficiencia es más común y requiere un control regular del suelo y la aplicación de productos que contengan zinc.
Hojas con manchas moteadas

Las manchas marrones o amarillas dispersas en las hojas, junto con nervios que permanecen verdes, pueden ser síntomas de una deficiencia de magnesio. El magnesio es un nutriente móvil dentro de la planta, por lo que los síntomas suelen aparecer primero en las hojas más viejas.
Solución: Aplica quelatos de magnesio o fertilizantes ricos en magnesio para solucionar este problema. También puedes corregir el suelo ajustando el pH, ya que el magnesio se absorbe mejor en suelos ligeramente ácidos.
Hojas jóvenes con color crema o blanco

Una deficiencia severa de hierro puede hacer que las hojas más jóvenes se vuelvan de un color amarillo pálido o incluso blanco en casos avanzados. Este tipo de clorosis se asocia generalmente con suelos alcalinos, donde el hierro no está disponible para las plantas.
Solución: Aplica quelatos de hierro y ajusta el pH del suelo para mejorar la absorción de hierro. Para una solución rápida, también puedes aplicar hierro de forma foliar.
Hojas de color verde oscuro y crecimiento excesivo

Un exceso de nitrógeno hace que las hojas crezcan de forma exagerada y adopten un color verde oscuro, pero los tejidos se vuelven frágiles, lo que las hace más susceptibles a plagas y enfermedades. Además, un exceso de nitrógeno puede reducir la floración y la fructificación, ya que la planta invierte demasiada energía en el crecimiento vegetativo.
Solución: Mantén un equilibrio adecuado de nutrientes y evita el exceso de fertilización. Si ya has aplicado demasiado nitrógeno, reduce la cantidad de abono nitrogenado en las próximas aplicaciones y usa fertilizantes equilibrados que incluyan fósforo y potasio para compensar el crecimiento desmedido.